
¿Quiere tu hijo/a estudiar en el extranjero? ¿Tienes miedo y un montón de dudas? ¡Es normal! Pero tranquilízate porque en esta decisión hay muchos beneficios. ¡Sigue leyendo este artículo para descubrirlos! 😉
Estimados papás y mamás lectores de este blog, me gustaría contarles una anécdota que me pasó hace unos días y que despertó en mí las ganas de escribir este post para compartir con vosotros mi visión de cómo debería ser la educación de nuestros hijos.
Cuando salí del trabajo me dirigí a la estación de tren como habitualmente. Bajé al andén y entre la muchedumbre de gente que hay siempre en la estación de Provença me encontré con una amiga. Me sorprendió mucho cuando la ví porque las últimas noticias que tenía de ella, es que estaba viviendo en Inglaterra. Cogimos el mismo tren y nos pusimos al día de nuestras vidas.
Desde agosto que habían regresado a España así que le pregunté cómo llevaban sus hijas el cambio de instituto y su respuesta no fue muy positiva. La adaptación a la nueva escuela estaba siendo dura. La mayor regresa a su casa diciendo que odia a su profesora y que la forma de trabajar en el aula no le gusta. Explica que en el instituto inglés se educa desde el respeto, siempre cuidando las emociones de los alumnos y que aquí no se siente valorada.
Me hizo pensar que todo aquello que había leído acerca de una buena educación en países como Finlandia, Australia, Alemania o Reino Unido no era un mito, tenía una amiga que me lo estaba contando de primera mano. Y también pensé en mi propio hijo, víctima también de una educación tradicional, porque, aunque en su teoría es innovadora, a la práctica no lo es. Por eso, siempre he pensado que viajar te enriquece como persona, te hace crecer y madurar, perfeccionar un idioma y mejorar tu currículum.
Esta frase de Horace Mann, Educador estadounidense y el primer gran defensor de la educación pública, resume muy bien lo que para mí ha de ser un buen educador:
“El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío.”
El rol del profesor es fundamental y debería ser más de acompañante y de guía que de enseñante, proponiendo retos y manteniendo la curiosidad de los alumnos.
O esta otra frase de César Bona, profesor candidato al Global Teacher Prize en 2015:
“Los profesores debemos ofrecer cada día nuestra mejor versión, escuchar a los niños y saber de qué están hechos para sacar lo mejor de ellos”
Estoy hablando de una educación que ponga al centro al niño, no las notas ni el currículo educativo ni el maestro, fomentando el respeto, la empatía y el esfuerzo, motivando los alumnos y dejando que suelten su imaginación.
Si tu hijo no ha podido disfrutar de una educación así ¡nunca es tarde! Te recomiendo que le brindes la oportunidad de viajar, de experimentar mientras se especializa y se centra en impulsar su carrera profesional. Mira nuestros programas en diferentes universidades del mundo y ofrece a tu hijo una experiencia que nunca olvidará. Cuando vuelva, será mejor persona 🙂